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miércoles, 16 de marzo de 2016


YEAH YEAH YEAHS

                                                                                                                    KAREN. O
Yeah Yeah Yeahs es una banda de indie rock y garage punk formada en Nueva York. Desde sus inicios, la banda ha estado compuesta por la vocalista y pianista Karen O, el guitarrista Nick Zinner y el baterista Brian Chase, quienes en actuaciones en vivo se complementan con David Pajo.

 Su música es una mezcla de estilos retro con guitarras punk/rock fuertes, sonidos sintéticos y chillones, erráticos y voces melancólicas.

En 2003 la banda lanzó su álbum Fever to Tell que recibió gran cantidad de comentarios positivos y admiración por parte de industrias musicales vendiendo más de 750,000 copias en todo el mundo. Su tercer sencillo Maps se reprodujo de manera brutal por toda la radio alternativa internacional. En 2010 la revista Rolling Stone clasificó Maps en el lugar 386 dentro de las Las 500 mejores canciones de todos los tiempos

https://youtu.be/SAiPGCRUfBM

Las diosas blancas Virginia Woolf


Virginia Woolf
Otro tipo de realismo: el interior, el flujo libre de conciencia. Virginia Woolf (1882-1941)
Novelista y crítica británica cuya técnica del monólogo interior y estilo poético se consideran entre las contribuciones más importantes a la novela moderna. Adeline Virginia Stephen, hija del biógrafo y filósofo Leslie Stephen, nació en Londres y estudió en su casa. Después de la muerte de su padre en 1905, habitó con su hermana Vanessa —pintora que se casaría con el crítico Clive Bell— y sus dos hermanos en una casa del barrio londinense de Bloomsbury que se convirtió en lugar de reunión de librepensadores y antiguos compañeros de universidad de su hermano mayor. En el grupo, conocido como Grupo de Bloomsbury, participó —además de Bell y otros intelectuales londinenses— el escritor Leonard Woolf, con quien se casó Virginia en 1912. En 1917 ambos fundaron la editorial Hogarth. Sus primeras novelas, Fin de viaje (1915), Noche y día (1919) y El cuarto de Jacob (1922), ponen de manifiesto su determinación por ampliar las perspectivas de la novela más allá del mero acto de la narración. En sus novelas siguientes, La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927), el argumento surge de la vida interior de los personajes, y los efectos psicológicos se logran a través de imágenes, símbolos y metáforas. Los personajes se despliegan gracias al flujo y reflujo de sus impresiones personales, sentimientos y pensamientos: un monólogo interior en el que los seres humanos y sus circunstancias normales aparecen como extraordinarios. Influida por el filósofo francés Henri Bergson, Woolf, como el escritor francés Marcel Proust, se adentra en la idea del tiempo. Los acontecimientos en La señora Dalloway abarcan un espacio de doce horas y el transcurso del tiempo se expresa a través de los cambios que paso a paso se suceden en el interior de los personajes, en la conciencia que tienen de sí mismos, de los demás y de sus mundos caleidoscópicos. De sus restantes novelas, Las olas (1931) es la más evasiva y estilizada, y Orlando (1928), más o menos basada en la vida de su amiga Vita Sackville-West, es una fantasía histórica a la vez que un análisis del sexo, la creatividad y la identidad. También escribió biografías y ensayos; en Una habitación propia (1929), defendió los derechos de la mujer. Su correspondencia y sus diarios, publicados póstumamente, son valiosos tanto para los escritores en ciernes como para los lectores de su obra. El 29 de marzo de 1941 se suicidó ahogándose.
Las Horas de Michael Cunningham Premio Pulitzer 1999


Una mañana de 1923, en un suburbio de Londres, Virginia Woolf se despierta con la idea de que se convertirá en La señora Dalloway. En los años noventa, en Nueva York, Clarissa Vaughan compra flores para una fiesta en honor de Richard, un antiguo amigo enfermo de sida que ha recibido un importante premio literario. En 1949, Laura Brown, un ama de casa de Los Ángeles, prepara una tarta de cumpleaños para su marido con la ayuda de su hijo pequeño. Estas son las tres mujeres y los momentos de partida, de Las horas, una emotiva novela que se adentra en el mundo de Virginia Woolf con extremada sensibilidad e inteligencia.

Película  Las horas (2002)Director : Stephen Daldry   / Guionista : David Hare
Una día en la vida de tres mujeres de distintas épocas que se conectan a través de la obra de Virginia Woolf "Mrs. Dalloway"..






La señora Dallaway  (fragmentos)
Fragmentos

“Después de haber vivido en Westminster—¿cuántos años llevaba ahora allí?, más de veinte—, una siente, incluso en medio del tránsito, o al despertar en la noche, y de ello estaba Clarissa muy cierta, un especial silencio o una solemnidad, una indescriptible pausa, una suspensión (aunque esto quizá fuera debido a su corazón, afectado, según decían; por la gripe), antes de las campanadas del Big Ben. ¡Ahora! Ahora sonaba solemne. Primero un aviso, musical; luego la hora, irrevocable. Los círculos de plomo se disolvieron en el aire. Mientras cruzaba Victoria Street, pensó qué tontos somos. Sí, porque sólo Dios sabe por qué la amamos tanto, por que la vemos así, creándose, construyéndose alrededor de una, revolviéndose, renaciendo de nuevo en cada instante; pero las más horrendas arpías, las más miserables mujeres sentadas ante los portales (bebiendo su caída) hacen lo mismo; y tenía la absoluta certeza de que las leyes dictadas por el Parlamento de nada servían ante aquellas mujeres, debido a la misma razón: amaban la vida. En los ojos de la gente, en el ir y venir y el ajetreo; en el griterío y el zumbido; los carruajes, los automóviles, los autobuses, los camiones, los hombres-anuncio que arrastran los pies y se balancean; las bandas de viento; los organillos; en el triunfo, en el campanilleo y en el alto y extraño canto de un avión en lo alto, estaba lo que ella amaba: la vida, Londres, este instante de junio”


Los hombres no deben cortar los árboles. Hay Dios. (Septimus anotaba estas revelaciones al dorso de sobres.) Cambia el mundo. Nadie mata por odio. Hazlo saber (lo escribió). Esperó. Escuchó. Un gorrión, encaramado en la barandilla ante él, pió Septimus, Septimus, cuatro o cinco veces, y siguió emitiendo notas para cantar con lozanía y penetración, en griego, que el crimen no existe, y se le unió otro gorrión, y ambos cantaron en voces prolongadas y penetrantes, en griego, en los árboles del valle de la vida, más allá del río por el que los muertos caminan, que la muerte no existe.
Pero él seguía alto, sobre la roca, como un marinero ahogado sobre una roca. Me incliné sobre la borda de la barca y me caí, pensó. Me fui al fondo del mar. He estado muerto, y sin embargo ahora estoy vivo, pero dejadme descansar en paz, suplicó (volvía a hablar para sí, ¡era horrible, horrible!); y, tal como ocurre antes de despertar, las voces de los pájaros y el sonido de las ruedas cantan y suenan en una extraña armonía, y adquieren más y más fuerza, y el durmiente siente que es arrastrado hacia las playas de la vida, y de esta manera sintió Septimus que era arrastrado hacia la vida, que se hacía más cálida la luz del sol, que sonaba con más fuerza los gritos, y algo tremendo, algo horrible, estaba a punto de ocurrir.



Virginia woolf

Resultado de imagen de las horas pelicula




Laura  Brow






Richard





Clarissa




lunes, 14 de marzo de 2016

Alberto Caeiro En mi plato

Alberto Caeiro 
En mi plato
EN MI PLATO ¡qué mezcla de Naturaleza!
Mis hermanas las plantas,
Las compañeras de las fuentes, las santas
A quien nadie reza...
Y las cortan y vienen a nuestra mesa
Y en los hoteles los huéspedes ruidosos,
Que llegan con correas envolviendo mantas
Piden «Ensalada», descuidados...,
Sin pensar que exigen a la Tierra Madre,
Su frescura y sus hijos primogénitos,
Las primeras palabras verdes que ella tiene,
Las primeras cosas vivas e iridiscentes
Que Noé vio
Cuando bajaron las aguas y la cima de los montes
Verde y alagada surgió
Y en el aire por donde apareció la paloma
El arcoiris se esfumó...


Cuestiones

-Busca algún dato sobre el heterónimo "Alberto Caeiro"
-Comenta el poema
- ¿Qué movimiento social actual aparece aquí representado? Defínelo
- Tu ensalada ideal

martes, 8 de marzo de 2016

Shutter island de Denis Lehane



sábado, 7 de julio de 2012


Shutter Island, Dennis Lehane







RBA, 2.007 (primera edición 2.003)
Adaptación cinematográfica de Martin Scorsese en 2.010
Premios: ninguno
Precio: 16,85€
Adquisición: regalo




"La he abrazado. Este mundo no puede ofrecerme nada igual. Este mundo sólo puede recordarme lo que no tengo, lo que nunca tendré y lo que no tuve durante suficiente tiempo".

El autor

Dennis Lehane nació en Boston en 1.965. Es muy conocido por haber escrito, además de otros títulos, tres novelas que han sido llevadas al cine con gran éxito: 'Mystic River' (2.001), 'Desapareció una noche'  (1.998) y 'Shutter Island' (2.007). Las tres películas han recibido grandes ovaciones.
Descubrió su vocación como escritor cuando estaba en la universidad y después realizó un curso de escritura creativa. Debutó en 1.994 y ganó en premio Shamus por la mejor primera novela. Hoy en día compagina su actividad de escritor con la de guionista en la serie policíaca 'The Wire', además de impartir clases de talleres literarios en diversos centros de prestigio.

Sinópsis

En el verano de 1.954 el agente federal Teddy Daniels llega a Shutter Island, una pequeña isla no demasiado alejada de la costa en la que está ubicado el hospital Ashecliffe, un centro penitenciario para los enfermos mentales más conflictivos. Junto con su compañero, Chuck Aule, se propone encontrar a una paciente desaparecida, una mujer que asesinó a sus propios hijos llamada Rachel Solando.
No obstante, nada es lo que parece en el hospital Ashecliffe. Los rumores acerca de los radicales métodos psiquiátricos que se utilizan en esa institución son brutales y pronto descubre que no puede fiarse de nadie

 crítica



El protagonista de 'Shutter island' es Teddy: un personaje muy torturado por los demonios del pasado y psicológicamente muy complejo. A lo largo de toda la novela mantendrá una relación complicada con el lector a nivel emocional; : uno a veces se posiciona a su lado, mientras que otras no se puede evitar ir en contra de él. 

Otro personaje muy interesante es sin duda DoloresLa esposa de Teddy es presentada como una figura ausente, que vive gracias a que el protagonista la mantiene siempre presente en su memoria, en sus frágiles recuerdos. Continuamente la está evocando por medio de ensoñaciones nostálgicas que se debaten entre el amor más profundo y el deseo más ardiente
Por tanto, a ojos del lector Teddy mantiene una intensa relación con ella a pesar de que no esté allí con él físicamente.

Me gusta cómo escribe Dennis Lehane. Sobre todo, cómo plantea el contenido de su novela, desde qué perspectiva lo enfoca, cómo resuelve los conflictos. Me recuerda un poco a John Connolly, aunque en el fondo poco tengan que ver. Quizá sólo sea una percepción mía. El autor de 'Shutter island' es quizá incluso menos dado a utilizar adornos y florituras en sus textos. Sólo en casos puntuales, donde está claro que debe usarse. Es muy dado a describir todo tipo de situaciones, ambientes y personajes pero para mí sin duda su punto fuerte es la conversación.

Pese a que la psicología juega un papel fundamental en 'Shutter island', la novela tiene tintes policíacos, de novela negra y de misterio que me hacen evocar ciertos clásicos de la literatura de estos géneros
Ese toque de intriga aporta la chispa y el dinamismo que le faltaba a una novela de personaje

Como decía antes, Teddy es un personaje fascinante: es tan inteligente como desconcertante: está tan carcomido por sus remordimientos que en ocasiones es incapaz de ver más allá. Una mente brillante contaminada lo convierte en un personaje peligroso, al que no hay que perder la pista pues su conducta, sus pensamientos y sus frases son impredecibles.

Me encantan los diálogos y discursos interiores de los protagonistas en 'Shutter island'. Abundan, lo que convierte el texto en algo más sencillo de leer y de seguir por el lector, que siente cada vez con más fuerza que no debe perderse ni una comaAdemás, están muy logrados y se adaptan a la forma de hablar de cada personaje, ya sea hombre o mujer, médico o enfermo, celador o policía. Son muy naturales y parece que han surgido espontáneamente de la pluma del autor sin que este haya tenido que modificar ni una coma, casi como sucede en la realidad.

En 'Shutter island' otro elemento a tener en cuenta es el pasado. Repercute permanentemente en el presente y parece modificar la trayectoria de los acontecimientos a medida que el lector va sabiendo más y más datos de lo que sucedió. Los flashbacks son más bien partes de la historia que faltaban por conocer, como si se trataran de las piezas que faltan del puzzle que conforma la novela en su conjunto. Esto enriquece enormemente la obra y al mismo tiempo da pistas de por qué Teddy se comporta como lo hace. Su manera de actuar cada vez es menos errática y más comprensible.

A medida que la novela avanza, el misterio aumenta. El lector tiene las mismas ganas que el protagonista de resolver el rompecabezas que plantea el argumento: averiguar las causas de la desaparición de Rachel Solando. De cualquier modo, uno intuye que esto es una mera excusa para destapar otros secretos enterrados en el pasado, mucho más trascendentales, que conciernen tanto al protagonista como a la institución de enfermos mentales.

La institución. Un lugar escalofriante, pero más temor inspiran los médicos que la dirigen: desde el comienzo se nota que esconden algo.Ni Teddy se fía de ellos, ni el lector. El protagonista no confía ni en su sombra, y uno no puede evitar ponerse de su lado pues casi todos haríamos lo mismo en su situación. Suceden tantos hechos, tan rápido, en un entorno tan aislado, que la claustrofobia es insoportable. La tensión. Esto es bueno: significa que Dennis Lehane está haciendo muy bien su trabajo

 El nivel de empatía que siente el lector hacia el protagonista es muy similar. El vínculo que se crea es estrecho y difícil de romper.Veo a Teddy como un personaje casi tan inteligente como Alice Gould, pero incluso más vulnerable todavía. Es un juguete roto en las perversas manos de los médicos de la institución. 

Me sorprendió que esta novela mantuviera siempre un ritmo relativamente ágil. Añado el adverbio puesto que para ser una novela tan psicológica, tan de personaje, el transcurso de los acontecimientos avanza a una velocidad bastante aceptable. No dejan de suceder cosas, tanto dentro como fuera de la cabeza del protagonista. El mundo interior y el mundo onírico de Teddy tienen un peso similar en la obra al mundo real en el que se desarrolla la novela.

Algunos misterios van resolviéndose, y todo se pone más interesante. La trama da un revés espectacular llegado a un punto que no me esperaba para nada. El final es absorbente, no pude apartar la vista de las últimas páginas

opiniones

martes, 1 de marzo de 2016

Amélie Nothomb fragmentos

Lee aquí una breve biografía

-Anota 4 o 5 aspectos que te haya llamado la atención
-Cita otras 2 novelas que no aparezcan más abajo


Cuestión 1: breve apunte biográfico



Diario de la golondrina (fragmento   1)

Nos despertamos en medio de la oscuridad, sin saber nada de lo que sabíamos. ¿Dónde estamos, qué ocurre?
Por un momento, no recordamos nada. Ignoramos si somos niños o adultos, hombres o mujeres, culpables o inocentes. ¿Estas tinieblas son las de la noche o las de un calabozo?
Con más agudeza aún, ya que se trata del único equipaje que tenemos, sabemos lo siguiente: estamos vivos. Nunca lo estuvimos tanto: sólo estamos vivos. ¿En qué consiste la vida en esta fracción de segundo durante la cual tenemos el raro privilegio de carecer de identidad?
En esto: tener miedo.
No obstante, no existe mayor libertad que esta breve amnesia del despertar. Somos el bebé que conoce el lenguaje. Con una palabra podemos expresar este innombrable descubrimiento del propio nacimiento: nos sentimos propulsados hacia el terror de lo vivo.
Durante este lapso de pura angustia, ni siquiera recordamos que al salir de un sueño pueden producirse fenómenos semejantes. Nos levantamos, buscamos la puerta, nos sentimos perdidos, como en un hotel.
Luego, en un destello, los recuerdos se reintegran al cuerpo y nos devuelven lo que nos hace las veces de alma. Nos sentimos tranquilizados y decepcionados: así que somos eso, sólo eso.
Enseguida se recupera la geografía de la propia prisión. Mi cuarto da a un lavabo en el que me empapo de agua helada. ¿Qué intentamos limpiándonos el rostro con una energía y un frío semejantes?
Luego el mecanismo se pone en marcha. Cada uno tiene el suyo, café-cigarrillo, té-tostada o perro-correa, regulamos nuestro propio recorrido para experimentar el menor miedo posible.
En realidad, dedicamos todo nuestro tiempo a luchar contra el terror de lo vivo. Inventamos definiciones para huir de él: me llamo tal, tengo un curro allí, mi trabajo consiste en hacer esto y lo otro.
De un modo subyacente, la angustia prosigue su labor de zapa. No podemos amordazar del todo nuestro discurso. Creemos conocer nuestro nombre, que nuestro trabajo consiste en hacer esto y lo otro pero, al despertar, nada de eso existía. Quizá sea porque no existe. 
"

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Cuestión2

¿De qué trata este fragmento?

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Estupor y temblores (fragmento 2)
" Tienes la obligación de tener hijos, a los que tratarás como a dioses hasta los tres años, edad en la que, de repente, los expulsarás del paraíso para alistarlos al servicio militar, que durará desde los tres hasta los dieciocho años y, más tarde, desde los veinticinco años hasta el día de su muerte. Estás obligada atraer al mundo a seres que serán todavía más infelices en la medida en que en los tres primeros años de su vida les habrán inculcado la noción de felicidad. ¿Te parece horrible? No eres la única en opinar así. Tus semejantes piensan del mismo modo desde 1960. y ya ves de qué les ha servido. Muchas de ellas se rebelaron, y quizás tú también te rebeles durante el único periodo libre de tu vida, entre los dieciocho y los veinticinco años. Pero, a los veinticinco años, de repente de darás cuenta de que todavía no te has casado y te sentirás avergonzada. Cambiarás tu ropa excéntrica por un aseado vestido, medias blancas y grotescos zapatos de tacón, someterás tu espléndida y lisa cabellera a un lamentable peinado y te sentirás aliviada si alguien -marido o jefe- manifiesta algún deseo hacia ti. En el caso más que improbable de que te cases por amor, todavía serás más desgraciada, ya que verás sufrir a tu marido. Será mejor que no le ames: eso te permitirá asistir con indiferencia al naufragio de sus ideales, porque tu marido todavía los tendrá. Por ejemplo, le habrán hecho creer que sería amado por una mujer. No obstante, pronto se dará cuenta de que no le amas. ¿Cómo podrías amar a alguien si tienes un molde de yeso en lugar de corazón? Te han inculcado un espíritu demasiado calculador para poder amar. Si amas a alguien, significa que no te han educado bien. Los primeros días de matrimonio, fingirás toda clase de cosas. Hay que admitir que ninguna mujer finge con tanto talento como tú. Tu obligación es sacrificarte por los demás. No obstante, no se te ocurra pensar que tu sacrificio hará felices a aquellos por quienes te sacrificas. Eso sólo les permitirá no avergonzarse de ti. No tienes ninguna posibilidad ni de ser feliz ni de hacer feliz a nadie. Y si, extraordinariamente, tu destino se librara de estas prescripciones, sobre todo no deduzcas que has triunfado: deduce que algo has hecho mal. En realidad, muy pronto caerás en la cuenta de tu error, ya que el espejismo de tu victoria sólo puede ser provisional. Y no disfrutes del momento: deja ese error de cálculo para los occidentales. El momento no vale nada, tu vida no vale nada. Nada que dure menos de diez mil años tiene valor alguno. Si te sirve de consuelo, debes saber que nadie te considera menos inteligente que un hombre. Eres brillante, eso salta a la vista, incluso a la vista de los que tan mal te tratan. Aunque, pensándolo bien, ¿de verdad te sirve de consuelo? "

Cuestión 3
¿De qué habla el fragmento? ¿Quién es ese "tú" narrador ("tienes")? ¿Por qué dice  "Y no disfrutes del momento: deja ese error de cálculo para los occidentales"?


Ni de Eva ni de Adán (fragmento)

—Mañana te llevo a la montaña —me anunció Rinri por teléfono—. Ponte las botas de excursión.
—No creo que sea una buena idea —dije.
—¿Por qué? ¿No te gusta la montaña?
—Soy una enamorada de la montaña.
—Entonces está decidido —zanjó él, indiferente a mis paradojas. Apenas hubo colgado, sentí que me subía la fiebre: las montañas del mundo entero, y con mayor motivo las de Japón, ejercen sobre mí una alarmante seducción. Sin embargo, sabía que la aventura no estaría exenta de riesgos: superados los mil quinientos metros de altura, me convierto en otra persona. El 11 de agosto, el Mercedes blanco me abrió su puerta.
—¿Adónde vamos?
—Ya lo verás.
Yo, que nunca he sido muy dotada para los ideogramas, siempre he podido leer el nombre de los lugares. Este don me resultó de lo más útil a lo largo de mis periplos nipones. Así, tras un largo recorrido por carretera, mis sospechas se confirmaron:
—¡El monte Fuji!
Era mi sueño. La tradición afirma que todo japonés debe subir al monte Fuji por lo menos una vez en su vida, so pena de no merecer tan prestigiosa nacionalidad. Yo, que deseaba ardientemente convertirme en nipona, veía en aquel ascenso una genial astucia identitaria. Y más teniendo en cuenta que la montaña era mi territorio, mi terreno.
Dejamos el coche en un gigantesco aparcamiento instalado sobre la planicie de lava, más allá de la cual ningún vehículo estaba autorizado a circular. La afluencia de coches me impresionó, ya que confirmaba la necesidad de la gente de acceder al título de japonés auténtico. No se trataba de un simple formalismo: se trataba de pasar del nivel del mar a una altura de 3.776 metros en menos de un día, ya que sólo la cima y la base disponen de lugares en los que cobijar a los que allí pernoctan. Sin embargo, en aquel principio de ascenso, entre la abarrotada multitud había ancianos, niños, madres cargando a bebés, incluso me pareció ver a una mujer embarazada con aspecto de ir por el octavo mes. De lo que cabe deducir que la nacionalidad japonesa siempre tiene una connotación heroica.
Miré hacia arriba: conque eso era el monte Fuji. Por fin había encontrado un lugar desde el que no parecía imponente, por la sencilla razón de que no lo veías: su base. De no ser así, ese volcán es una sublime invención que puede verse desde casi todas partes, hasta el punto de que, en ocasiones, lo he confundido con un holograma. Desde Honshu, son innumerables los lugares con una vista soberbia del monte Fuji: sería más fácil contar los lugares desde los cuales no se ve. Si los nacionalistas hubieran querido crear un símbolo federalista, habrían construido el monte Fuji. Imposible contemplarlo sin experimentar el mítico hormigueo de lo sagrado: es demasiado hermoso, demasiado perfecto, demasiado ideal. 
"


Cuestión 4

Resume el texto



tokyo blues Murakami/Beatles


Tokio blues   Acuario con medusas

JORDI COSTA 29 ABR 2011
Cuenta la leyenda, fomentada por el propio John Lennon, que enNorwegian wood se halla, cifrada, la historia de un affaire extramarital del artista. Con su engaño trascendido en belleza perdurable, la canción de los Beatles alentó en el escritor Haruki Murakami la voluntad de capturar una verdad frágil y esquiva: la vulnerabilidad de ese estado de tránsito a la madurez que las sensibilidades extremas viven como limbo melancólico, que desemboca en el ingreso en la responsabilidad adulta, la inmadurez patológica o, en el peor de los casos, el suicidio prematuro.Norwegian wood, quinta novela del autor japonés, traducida al castellano por Lourdes Porta como Tokio blues, es un extraño islote en su carrera: también es la obra que le convirtió en un fenómeno de masas y es fácil comprender por qué.

MÁS INFORMACIÓN

·                                 "La amabilidad de Murakami me animó a ser más creativo"
En su excepcional Bright future(2003), Kiyoshi Kurosawa usaba las medusas como metáfora de la juventud: una belleza delicada, casi fantasmagórica, con una feroz carga eléctrica en su interior. En Tokio blues, Murakami logra encerrar esa medusa en un acuario transparente, dejando que despliegue sus movimientos más sutiles, y desvelando los peligros de esa electricidad latente. Tokio blues renuncia a las características derivas oníricas de Murakami para afirmarse como pariente lejana de esas lecturas iniciáticas por excelencia que son El guardián entre el centeno o las novelas de Herman Hesse.
La sensibilidad que captura Tokio blues posee una modulación inequívocamente japonesa, pero su esencia es universal y ha encontrado en el francés de origen vietnamita Tran Anh Hung un lector perfecto. Su adaptación podía haber caído en la afectación, en la pose -y, en ocasiones, parece que lo haga-, pero la manera en que su cámara acaricia, con el dorso de una mano invisible, la melancolía sentimental de sus personajes, con las tensiones estudiantiles de los sesenta como mero telón de fondo, demuestra que este preciosista, fiel y ambiciosoTokio blues en pantalla grande es tanto una prolongación del genio ejercitado en la incombustible Cyclo (1995) como una de las mejores lecturas posibles de una novela destinada a perdurar.


Norwegian Wood (This Bird Has Flown)
Madera Noruega (Esta chica ha volado)
                     
Una vez tuve a una chica,
¿o debería decir que ella una vez me tuvo?
Me enseñó su habitación,
¿no es bonita?, madera noruega.

Me pidió que me quedará y me dijo que me sentara en cualquier sitio
Así que miré alrededor y me di cuenta de que no había ninguna silla.

Me senté en una alfombra,
esperando mi momento, bebiendo su vino.
Hablamos hasta las dos
y luego dijo "es hora de irse a la cama"

Me dijo que trabajaba por la mañana y comenzó a reirse.
Le dije que yo no, y gatee hasta el cuarto de baño para dormir allí.

Y cuando desperté
estaba solo, la chica había volado.
Así que encendí un fuego,
¿no es bonito?, madera noruega.


McCartney dijo que Lennon de hecho quemó la casa de la muchacha:
“Peter Asher (hermano de su entonces novia Jane Asher) construyó su habitación de madera, y toda la gente estaba adornando su casa con madera. Madera Noruega. Esto era realmente pino, solo pino barato. Pero no era realmente un buen titulo, ya sabes "Pino Barato". Era un titulo paródico realmente, sobre esas chicas que cuando llegas a su departamento esta lleno de madera noruega. Esto era completamente imaginario desde mi punto de vista, pero no del de John. Se trataba de un drama que él tenía. Ella lo hizo dormir en el baño y a mi se me vino la idea de quemar la madera noruega. Ella lo llevó y dijo "más vale que duermas en el baño" y en nuestro mundo, eso significa que el chico tomaría algún tipo de revancha, así que eso significaba quemar el lugar.

Me gusta porque
suena el sitar, esa especie de guitarra, la primera vez que los Beatles lo usan, fruto de su viaje a la India. Es una canción hipnótica y extraña, como un mantra. La letra contradice hasta cierto punto lo que uno espera encontrar: paz y amor; en realidad es una canción sobre la seducción, chicas imposibles y el deseo de venganza





La novela está contada en forma de un largo y detallado flashback, a partir de la perspectiva de un hombre maduro (Toru Watanabe, trasunto en muchos aspectos del propio Murakami) que desde el presente de sus treinta y siete años, acuciado por el recuerdo de la canción de los Beatles que da título al libro, evoca su pasado. Esta mirada retrospectiva, inevitablemente elegíaca, tiñe todo el libro de una peculiar tonalidad emocional, con matices que abarcan desde lo trágico, por la presencia constante del leitmotiv del suicidio y el desequilibrio mental, hasta elementos de la estética posmoderna, como las referencias al mundo del jazz (por entre las páginas de la novela aparecen Bill Evans, Miles Davis, John Coltrane y tantos otros) y al pop de los sesenta, de importancia clave en la configuración de los personajes, especialmente el de Reiko.
Uno de los aspectos que probablemente explican el éxito internacional de esta novela, por otra parte muy japonesa por la finura de los detalles y la sensibilidad literaria del autor, es el medio en que se desarrolla, abrumadoramente urbano (salvo en el episodio que transcurre en el sanatorio rural donde convalece Naoko), en el que los cines, las tiendas, los bares de copas y de jazz, las residencias y comedores universitarios, las calles y paseos, los locales de comidas (estas últimas, tan importantes en la prosa de Murakami, según tengo entendido) adquieren una enorme relevancia. Curiosamente, y es uno de los aspectos de la novela que más me han gustado, este universo urbano tiene una textura poética, a veces casi lírica, muy sugestiva. No sé si se debe a la sutil atención a los detalles, o a la naturalidad y viveza con que Murakami los presenta o a la perspectiva desde la que lo contempla Toru Watanabe, pero el Tokio que pinta el novelista se hace próximo, cercano, sin que ello excluya en varios momentos una sensación muy distinta, la de una urbe gigantesca, anónima, del todo ajena a los sufrimientos y zozobras de los personajes.


Leyendo Tokio Blues no pude resistirme a traer a la imaginación los recuerdos del episodio tokiota de Babel, de Alejandro González Iñárritu, que tiene algo (o mucho) de la peculiar atmósfera murakamiana. Ahora bien, hay una calidez, una emoción y un elegante patetismo en Tokio Blues que yo no sentí en Babel, y que son los que compensan la enorme distancia cultural que media entre las experiencias de los jóvenes japoneses de finales de los años sesenta y las del lector europeo contemporáneo.
TOKIO BLUES (Haruki Murakami)

“Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747. El gigantesco avión había iniciado el descenso atravesando unos espesos nubarrones y ahora se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Hamburgo. La fría lluvía de noviembre teñía la tierra de gris y hacía que los mecánicos cubiertos con recios impermeables, las banderas que se erguían sobre los bajos edificios del aeropuerto, las vallas que anunciaban los BMW, todo, se asemejara al fondo de una melancólica pintura de la escuela flamenca."¡Vaya! ¡Otra vez
en Alemania”, pensé.
Tras completarse el aterrizaje, se apagaron las señales de "Prohibido fumar" y por los altavoces del techo empezó a sonar una música ambiental. Era una interpretación ramplona de Norwegian Wood de los Beatles. La melodía me conmovió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo una emoción mucho más violenta que de costumbre.”
………………………………….

Me lleva tiempo evocar su rostro. Y conforme vayan pasando los años, más tiempo me llevará. Es triste, pero cierto. Al principio era capaz de recordarla en cinco segundos, luego éstos se convirtieron en diez, en treinta segundos, en un minuto. El tiempo fue alargándose paulatinamente, igual que las sombras en el crepúsculo. Puede que pronto su rostro desaparezca absorbido por las tinieblas de la noche. Sí, es cierto. Mi memoria se está distanciando del lugar donde se hallaba Naoko. De la misma forma que se está distanciando del lugar donde estaba mi yo de entonces. Sólo el paisaje, aquella imagen del prado en octubre, vuelve una y otra vez a mi mente como la escena simbólica de una película. Aquel paisaje sigue sacudiendo, pertinaz, una parte de mi cabeza. «¡Vamos! ¡Arriba! ¡Aún estoy aquí! ¡Arriba! ¡Levántate y comprende! ¿Cuál es la razón de que todavía esté aquí?» No siento dolor. Únicamente el sonido hueco que acompaña cada patada. Pero también este eco se apagará algún día. Como se ha ido borrando, inexorablemente, lo demás. Con todo, a bordo de aquel avión en el aeropuerto de Hamburgo, la sacudida fue más fuerte, más prolongada que de costumbre. «¡Arriba! ¡Comprende!», decía. Por eso ahora estoy escribiendo. Soy de ese tipo de personas que no acaban de comprender las cosas hasta que las ponen por escrito.