Lee aquí una breve
biografía
-Anota 4 o 5 aspectos que te haya llamado la atención
-Cita otras 2 novelas que no aparezcan más abajo
Cuestión 1: breve apunte biográfico
Diario de la golondrina (fragmento 1)
" Nos
despertamos en medio de la oscuridad, sin saber nada de lo que sabíamos. ¿Dónde
estamos, qué ocurre?
Por un momento, no recordamos nada. Ignoramos si somos niños o adultos, hombres
o mujeres, culpables o inocentes. ¿Estas tinieblas son las de la noche o las de
un calabozo?
Con más agudeza aún, ya que se trata del único equipaje que tenemos, sabemos lo
siguiente: estamos vivos. Nunca lo estuvimos tanto: sólo estamos vivos. ¿En qué
consiste la vida en esta fracción de segundo durante la cual tenemos el raro
privilegio de carecer de identidad?
En esto: tener miedo.
No obstante, no existe mayor libertad que esta breve amnesia del despertar.
Somos el bebé que conoce el lenguaje. Con una palabra podemos expresar este
innombrable descubrimiento del propio nacimiento: nos sentimos propulsados
hacia el terror de lo vivo.
Durante este lapso de pura angustia, ni siquiera recordamos que al salir de un
sueño pueden producirse fenómenos semejantes. Nos levantamos, buscamos la
puerta, nos sentimos perdidos, como en un hotel.
Luego, en un destello, los recuerdos se reintegran al cuerpo y nos devuelven lo
que nos hace las veces de alma. Nos sentimos tranquilizados y decepcionados:
así que somos eso, sólo eso.
Enseguida se recupera la geografía de la propia prisión. Mi cuarto da a un
lavabo en el que me empapo de agua helada. ¿Qué intentamos limpiándonos el
rostro con una energía y un frío semejantes?
Luego el mecanismo se pone en marcha. Cada uno tiene el suyo, café-cigarrillo,
té-tostada o perro-correa, regulamos nuestro propio recorrido para experimentar
el menor miedo posible.
En realidad, dedicamos todo nuestro tiempo a luchar contra el terror de lo
vivo. Inventamos definiciones para huir de él: me llamo tal, tengo un curro
allí, mi trabajo consiste en hacer esto y lo otro.
De un modo subyacente, la angustia prosigue su labor de zapa. No podemos
amordazar del todo nuestro discurso. Creemos conocer nuestro nombre, que
nuestro trabajo consiste en hacer esto y lo otro pero, al despertar, nada de
eso existía. Quizá sea porque no existe. "
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Cuestión2
¿De qué trata este fragmento?
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Estupor y temblores (fragmento 2)
" Tienes la
obligación de tener hijos, a los que tratarás como a dioses hasta los tres
años, edad en la que, de repente, los expulsarás del paraíso para alistarlos al
servicio militar, que durará desde los tres hasta los dieciocho años y, más
tarde, desde los veinticinco años hasta el día de su muerte. Estás obligada
atraer al mundo a seres que serán todavía más infelices en la medida en que en
los tres primeros años de su vida les habrán inculcado la noción de felicidad.
¿Te parece horrible? No eres la única en opinar así. Tus semejantes piensan del
mismo modo desde 1960. y ya ves de qué les ha servido. Muchas de ellas se
rebelaron, y quizás tú también te rebeles durante el único periodo libre de tu
vida, entre los dieciocho y los veinticinco años. Pero, a los veinticinco años,
de repente de darás cuenta de que todavía no te has casado y te sentirás
avergonzada. Cambiarás tu ropa excéntrica por un aseado vestido, medias blancas
y grotescos zapatos de tacón, someterás tu espléndida y lisa cabellera a un
lamentable peinado y te sentirás aliviada si alguien -marido o jefe- manifiesta
algún deseo hacia ti. En el caso más que improbable de que te cases por amor,
todavía serás más desgraciada, ya que verás sufrir a tu marido. Será mejor que
no le ames: eso te permitirá asistir con indiferencia al naufragio de sus ideales,
porque tu marido todavía los tendrá. Por ejemplo, le habrán hecho creer que
sería amado por una mujer. No obstante, pronto se dará cuenta de que no le
amas. ¿Cómo podrías amar a alguien si tienes un molde de yeso en lugar de
corazón? Te han inculcado un espíritu demasiado calculador para poder amar. Si
amas a alguien, significa que no te han educado bien. Los primeros días de
matrimonio, fingirás toda clase de cosas. Hay que admitir que ninguna mujer
finge con tanto talento como tú. Tu obligación es sacrificarte por los demás.
No obstante, no se te ocurra pensar que tu sacrificio hará felices a aquellos
por quienes te sacrificas. Eso sólo les permitirá no avergonzarse de ti. No
tienes ninguna posibilidad ni de ser feliz ni de hacer feliz a nadie. Y si, extraordinariamente,
tu destino se librara de estas prescripciones, sobre todo no deduzcas que has
triunfado: deduce que algo has hecho mal. En realidad, muy pronto caerás en la
cuenta de tu error, ya que el espejismo de tu victoria sólo puede ser provisional.
Y no disfrutes del momento: deja ese error de cálculo para los occidentales. El
momento no vale nada, tu vida no vale nada. Nada que dure menos de diez mil
años tiene valor alguno. Si te sirve de consuelo, debes saber que nadie te
considera menos inteligente que un hombre. Eres brillante, eso salta a la
vista, incluso a la vista de los que tan mal te tratan. Aunque, pensándolo
bien, ¿de verdad te sirve de consuelo? "
Cuestión 3
¿De qué habla el fragmento? ¿Quién es ese "tú" narrador ("tienes")? ¿Por qué dice "Y no disfrutes del momento: deja ese error de cálculo para los occidentales"?
Ni de Eva ni de Adán
(fragmento)
" —Mañana
te llevo a la montaña —me anunció Rinri por teléfono—. Ponte las botas de
excursión.
—No creo que sea una buena idea —dije.
—¿Por qué? ¿No te gusta la montaña?
—Soy una enamorada de la montaña.
—Entonces está decidido —zanjó él, indiferente a mis paradojas. Apenas hubo
colgado, sentí que me subía la fiebre: las montañas del mundo entero, y con
mayor motivo las de Japón, ejercen sobre mí una alarmante seducción. Sin
embargo, sabía que la aventura no estaría exenta de riesgos: superados los mil
quinientos metros de altura, me convierto en otra persona. El 11 de agosto, el
Mercedes blanco me abrió su puerta.
—¿Adónde vamos?
—Ya lo verás.
Yo, que nunca he sido muy dotada para los ideogramas, siempre he podido leer el
nombre de los lugares. Este don me resultó de lo más útil a lo largo de mis
periplos nipones. Así, tras un largo recorrido por carretera, mis sospechas se
confirmaron:
—¡El monte Fuji!
Era mi sueño. La tradición afirma que todo japonés debe subir al monte Fuji por
lo menos una vez en su vida, so pena de no merecer tan prestigiosa nacionalidad.
Yo, que deseaba ardientemente convertirme en nipona, veía en aquel ascenso una
genial astucia identitaria. Y más teniendo en cuenta que la montaña era mi
territorio, mi terreno.
Dejamos el coche en un gigantesco aparcamiento instalado sobre la planicie de
lava, más allá de la cual ningún vehículo estaba autorizado a circular. La
afluencia de coches me impresionó, ya que confirmaba la necesidad de la gente
de acceder al título de japonés auténtico. No se trataba de un simple
formalismo: se trataba de pasar del nivel del mar a una altura de 3.776 metros en menos
de un día, ya que sólo la cima y la base disponen de lugares en los que cobijar
a los que allí pernoctan. Sin embargo, en aquel principio de ascenso, entre la
abarrotada multitud había ancianos, niños, madres cargando a bebés, incluso me
pareció ver a una mujer embarazada con aspecto de ir por el octavo mes. De lo
que cabe deducir que la nacionalidad japonesa siempre tiene una connotación
heroica.
Miré hacia arriba: conque eso era el monte Fuji. Por fin había encontrado un
lugar desde el que no parecía imponente, por la sencilla razón de que no lo
veías: su base. De no ser así, ese volcán es una sublime invención que puede
verse desde casi todas partes, hasta el punto de que, en ocasiones, lo he confundido
con un holograma. Desde Honshu, son innumerables los lugares con una vista
soberbia del monte Fuji: sería más fácil contar los lugares desde los cuales no
se ve. Si los nacionalistas hubieran querido crear un símbolo federalista,
habrían construido el monte Fuji. Imposible contemplarlo sin experimentar el
mítico hormigueo de lo sagrado: es demasiado hermoso, demasiado perfecto,
demasiado ideal. "
Cuestión 4
Resume el texto