Fue el gran renovador del teatro europeo. Recoge un teatro
balbuceante y lo transforma en espejo de la vida. Nacido en 1564 en
Stratford on Avon, fue también empresario teatral. No se conocen muchos datos
sobre su vida, aunque sí sobre su obra. La variedad de su temática, de sus
personajes y enfoques dejan ver a un observador penetrante, que
domina un estilo de rico lenguaje e ingenio verbal.
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Tragedias
Al igual que muchas tragedias occidentales, la de Shakespeare
suele describir a un protagonista que cae desde el páramo de la gracia y
termina muriendo. Se ha sugerido que el giro que el dramaturgo hace del género,
es el polo opuesto al de la comedia; ejemplifica el sentido de que los
seres humanos son inevitablemente desdichados a causa de sus propios errores o,
incluso, el ejercicio irónicamente trágico de sus virtudes, o a través de la
naturaleza del destino, o de la condición del hombre para sufrir, caer, y
morir... En otras palabras, es una representación con un final
necesariamente infeliz.
Shakespeare compuso tragedias desde el mismo inicio de su
trayectoria: una de las más tempranas fue la tragedia romana de Tito
Andrónico, siguiendo unos años después Romeo y Julieta. Sin embargo, las más aclamadas fueron escritas en
un período de siete años entre 1601 y 1608: Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth (las
cuatro principales), y Antonio y
Cleopatra.
Muchos han destacado en estas obras al concepto
aristotélico de la tragedia: que el protagonista debe ser un personaje
admirable pero imperfecto, con un público capacitado para comprender y
simpatizar con él. Ciertamente, cada uno de los personajes trágicos de
Shakespeare es capaz de ejercer el bien y el mal. La representación
siempre insiste en el concepto del libre albedrío; el (anti)héroe
puede degradarse o retroceder y redimirse por sus actos. El autor, en cambio,
los termina conduciendo a su inevitable perdición.
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Comedias
Las comedias de Shakespeare destacan por el virtuosismo técnico
del enredo y por su indagación en los sentimientos. En muchas domina un
ambiente italianizante y cortesano, como en Mucho ruido y pocas nueces, La
fierecilla domada y Bien está lo que bien acaba. Otras se
ambientan en Inglaterra, como Las alegres comadres de Windsor.
Las dos piezas más importantes de este grupo son:
· El sueño de una noche de verano: de
carácter alegre y fantástico, narra varios enredos amorosos durante la noche de
San Juan, en tres niveles entrelazados: los pobres, los aristócratas y los
seres mágicos del bosque. Es la obra más optimista del autor.
· El mercader de Venecia: pese
a su final feliz, la melancolía del protagonista y el odio del judío Shylock,
que arremete contra el antisemitismo en un famoso monólogo, dan a esta pieza un
fondo amargo.
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