CRÓNICAS DE MOTEL
***buena página de poesía
Conocí a un guitarrista que decía que la radio era su mejor ‘amiga’. Se sentía emparentado no tanto con la música como con la voz de la radio. Su carácter sintético. Su voz, que no había que confundir con las voces que salían de ella. Su capacidad para transmitir la ilusión de personas a grandes distancias. Dormía con la radio. Creía en un Lejano País de la Radio. Creía que jamás encontraría ese país, de modo que se conformaba con limitarse a escucharlo. Creía que había sido expulsado del País de la Radio y estaba condenado a rondar eternamente por las ondas, buscando una emisora mágica que le devolviera la herencia perdida.
22/12/79
Homestead Valley, Ca.
***
Las minas del Rey Salomón fue la película que más me obsesionó de pequeño. Nunca he vuelto a verla, pero aún conservo imágenes de ella. Guerreros watusi con rayas de arcilla roja pintadas en la nariz. Cintos negros cruzados en sus pechos a modo de adorno. Dientes afilados como alfileres. Leones que le desgarraban el brazo a alguien. Moscas posándose en el labio de alguien, y ese labio inmóvil. Antorchas en cuevas. Joyas azules rodeadas de calaveras. Aquel actor inglés muerto de miedo.
El Cine Rialto era un lugar oscuro y almizcleño en pleno día y yo me metía tan absolutamente en el mundo de la película que la sala se convertía en parte de su paisaje. El paseo en busca de palomitas de maíz al final del pasillo negro, mientras sonaba atronadora la música y los niños se agitaban en sus asientos, todo formaba parte de la trama. Me encontraba en la cueva del Rey Salomón, comprando caramelos. Los bombones eran joyas. Los acomodadores eran árboles de la selva. En los lavabos rugían las panteras.
En una ciudad poblada por blancos de carne y hueso, olí a polvo africano durante varios días.
1/9/80
Homestead Valley, Ca.
(Crónicas de motel, de Sam Shepard, Editorial Anagrama, Barcelona).
***
Sam Shepard (1943), estadounidense, autor teatral, escritor de relatos, guionista cinematográfico, actor y director de cine y músico, está considerado uno de los dramaturgos más importantes de Norteamérica.
Ha alcanzado fama por su trabajo como guionista y actor de películas como París, Texas —basada en su obra Crónicas de motel—; Magnolias de acero; El informe Pelícano, etc.
Es autor de un buen número de obras y está en posesión de numerosos e importantes premios por su producción literaria.
Algunas de las obras de Shepard están traducidas y editadas en España.
Crónicas de motel es un libro de relatos por fragmentos, no interrelacionados necesariamente, con episodios de viaje por carreteras, poemas, historias autobiográficas del autor, muy en la tradición de la narrativa norteamericana.
Conocí a un guitarrista que decía que la radio era su mejor ‘amiga’. Se sentía emparentado no tanto con la música como con la voz de la radio. Su carácter sintético. Su voz, que no había que confundir con las voces que salían de ella. Su capacidad para transmitir la ilusión de personas a grandes distancias. Dormía con la radio. Creía en un Lejano País de la Radio. Creía que jamás encontraría ese país, de modo que se conformaba con limitarse a escucharlo. Creía que había sido expulsado del País de la Radio y estaba condenado a rondar eternamente por las ondas, buscando una emisora mágica que le devolviera la herencia perdida.
22/12/79
Homestead Valley, Ca.
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Las minas del Rey Salomón fue la película que más me obsesionó de pequeño. Nunca he vuelto a verla, pero aún conservo imágenes de ella. Guerreros watusi con rayas de arcilla roja pintadas en la nariz. Cintos negros cruzados en sus pechos a modo de adorno. Dientes afilados como alfileres. Leones que le desgarraban el brazo a alguien. Moscas posándose en el labio de alguien, y ese labio inmóvil. Antorchas en cuevas. Joyas azules rodeadas de calaveras. Aquel actor inglés muerto de miedo.
El Cine Rialto era un lugar oscuro y almizcleño en pleno día y yo me metía tan absolutamente en el mundo de la película que la sala se convertía en parte de su paisaje. El paseo en busca de palomitas de maíz al final del pasillo negro, mientras sonaba atronadora la música y los niños se agitaban en sus asientos, todo formaba parte de la trama. Me encontraba en la cueva del Rey Salomón, comprando caramelos. Los bombones eran joyas. Los acomodadores eran árboles de la selva. En los lavabos rugían las panteras.
En una ciudad poblada por blancos de carne y hueso, olí a polvo africano durante varios días.
1/9/80
Homestead Valley, Ca.
(Crónicas de motel, de Sam Shepard, Editorial Anagrama, Barcelona).
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Sam Shepard (1943), estadounidense, autor teatral, escritor de relatos, guionista cinematográfico, actor y director de cine y músico, está considerado uno de los dramaturgos más importantes de Norteamérica.
Ha alcanzado fama por su trabajo como guionista y actor de películas como París, Texas —basada en su obra Crónicas de motel—; Magnolias de acero; El informe Pelícano, etc.
Es autor de un buen número de obras y está en posesión de numerosos e importantes premios por su producción literaria.
Algunas de las obras de Shepard están traducidas y editadas en España.
Crónicas de motel es un libro de relatos por fragmentos, no interrelacionados necesariamente, con episodios de viaje por carreteras, poemas, historias autobiográficas del autor, muy en la tradición de la narrativa norteamericana.
El Cine De Los Sábados de Antonio Martinez Sarrion
maravillas del cine galerías
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
por alcanzar los frutos más dorados
ivonne de carlo baila en scherezade
no sé si danza musulmana o tango
amor de mis quince años marilyn
ríos de memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardiendo como faros
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
por alcanzar los frutos más dorados
ivonne de carlo baila en scherezade
no sé si danza musulmana o tango
amor de mis quince años marilyn
ríos de memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardiendo como faros
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