miércoles, 18 de mayo de 2016

6.2 La literatura de extranjería

Tema Pau  6. 2  La literatura de extranjería.

Los viajes de Marco Polo, las crónicas de Indias, las Cartas  persas de Montesquieu, las Cartas Marruecas de Cadalso… También podemos ver el contraste  de civilizaciones en los viajes en el tiempo: Un yanqui
en la corte del Rey Arturo, Kate y  Leopold, La máquina del tiempo



Vamos a abordar una buena parte de este tema desde la perspectiva del viaje y su reflejo en la literatura, puesto que esa mirada de extrañeza del que llega y se instala suele surgir desde el anhelo de un viaje inicial e iniciático (transfigurador) Así nos parece que ocurre en las obras propuestas y algunas otras que iremos comentando
El viaje, tema principal de muchas obras literarias, toma formas muy distintas en sus descripciones novelescas. Su forma literal es la que nos da noticia de todas las peripecias que vive el viajero en el transcurso de un trayecto complicado y peligroso. Tal es el caso de uno de los mitos fundacionales (literatura clásica griega): Ulises, héroe de la Odisea, de Homero.  Kavafis (comienzos de siglo XX) nos lo rescata en un famoso poema poniéndolo de ejemplo de cómo la tierra extraña nos enriquece y nos quita los miedos absurdos
En otras narraciones, el tema está centrado en la descripción de aquel lugar lejano y exótico donde el viajero acaba de llegar y donde vivirá su aventura apasionada. Esto vale sobremanera para figuras inaugurales como la de Marco Polo Marco Polo (1254-1324) es el icono universal de la aventura y el descubrimiento, ha inspirado más de seis siglos de fascinación popular y de mitologías falsas. Es el más celebrado de los exploradores europeos a Asia, el primer viajero global y el más antiguo de los puentes entre Oriente y Occidente Marco Polo es la crónica de un hombre que extendió las fronteras del conocimiento y la imaginación de su época que, a su vez, invita al lector de hoy a viajar a los límites de la historia. Y las historias que cuenta Marco Polo son fascinantes. Como su conocimiento del emperador de Mongolia Kublai Khan  y su pasión por la ciudad de Xanadú.
El poeta romántico inglés Coleridge (siglo XVIII) tuvo un sueño con esa historia, y Borges otro. Así lo cuenta Borges
"Un emperador mogol, en el siglo XIII, sueña un palacio y lo edifica conforme a la visión; en el siglo XVIII, un poeta inglés que no pudo saber que esa fábrica se derivó de un sueño, sueña un poema sobre el palacio. “

Esa mirada maravillada de explorador se percibe sobremanera en las llamadas Crónicas de Indias. Cristóbal  Colón inaugura en sus Cartas, una larga serie de crónicas dedicadas a la descripción de múltiples aspectos de la naturaleza y de las culturas americanas recién descubiertas, entrelazados con los propios hechos de los españoles en el largo proceso de colonización de los reinos de Indias
Le seguirán cronistas como    Bernal Díaz del Castillo, Inca Garcilaso de la Vega, Hernán Cortés, López de Gómara…….

La ilustración dio otro sesgo a la mirada del extranjero sobre el territorio nuevo. A este respecto, famosas son las Cartas persas (1721)de Montesquieu y sobre el mismo patrón, las Cartas marruecas (1789) de Cadalso.  Las "Cartas persas" es la obra germinal de la novela epistolar y de intención satírica. Mediante el recurso de las cartas de personajes extranjeros se satirizan las instituciones y costumbres propias. Los personajes, portadores de una nueva mirada, dejan en evidencia con su aparente ingenuidad, la autocomplacencia de la sociedad francesa y española en la bondad de su vida y usos sociales.

Por otro lado la literatura está repleta de viajes que participan de una doble realidad física y simbólica: los numerosos viajes iniciáticos de Julio Verne, de los cuales no es el menos significativo el que hace a regañadientes el héroe Àxel al centro de la tierra, el seno de la madre, desde donde renacerá como hombre nuevo; los viajes de Gulliver mediante los cuales su autor, Jonathan Swift, hace un análisis de la naturaleza humana, con una visión escatológica única en la literatura occidental, que representa una ofensa a las pretensiones y al orgullo de la humanidad; los viajes exóticos como los de Simbad el marino, o los hechos por Alicia en un caluroso día de verano en tierra de maravillas y que, al igual que  Axel, su viaje fue un descenso al fondo de la tierra.


Un viaje trágico, sin retorno, es lo que hace Kurtz, en El corazón de las tinieblas(1899) ,relato magistral de Joseph Conrad. Aquí nos encontramos con dos tipos de viajeros: uno encarnado por el capitán de barco inglés, Marlow, alter ego del mismo Conrad, valiente y cauteloso al mismo tiempo, que conservará su integridad hasta el final, y el otro, encarnado por el comerciante, también inglés, Kurtz, más inconsciente o si se quiere más débil, que, al no tener en su interior la capacidad de dominar sus propios instintos llegará en su viaje hasta esta región oscura y selvática de Africa que se encuentra en el corazón del fondo del hombre. Marlow volverá de este viaje y llegará a Inglaterra consciente de no ser la misma persona que era cuando partió para aquella travesía al corazón de las tinieblas.


En toda aventura hacia países desconocidos o, sencillamente, diferentes a los nuestros propios, siempre se produce un fenómeno que la ficción literaria ha sabido describir con algunos ejemplos ilustres. El encuentro del "otro", de todo aquello que nos es desconocido y diferente, puede convertir un viaje que nació como proyecto lúdico en una experiencia capaz de trastornar los principios más firmes del viajero. E.M. Forster en Pasaje a la India (1924) hace un retrato de la India bajo la soberanía británica, del conflicto que provoca el choque entre oriente y occidente y de los prejuicios y malentendidos a que está condenada la buena voluntad para un verdadero encuentro entre las dos mentalidades.


Uno de los temas más seductores de la literatura es el del viaje fantástico e iniciático. Este tema del gran viaje lo encontramos, de forma más pura, en los grandes poetas de la antigüedad, también en Sherezade, cuando contaba la historia de Simbad el marino, más tarde lo reencontramos, tratado con una intención cristiana, en las novelas de caballería.
Cuando Herbert George Wells publicó su novela La máquina del tiempo, en el año 1895, revolucionó la literatura existente sobre viajes en el tiempo. 
En las letras anteriores habían viajeros en el tiempo, como por ejemplo
Un yanki en la corte del Rey Arturo de Mark Twain, o las leyendas de Rip Van Winkle, o la de los Siete Durmientes (estas dos últimas, basadas en la idea del durmiente que despierta muchos años después). Wells describe acertadamente al tiempo como la "cuarta dimensión", y señala la posibilidad de moverse a través de éste. Wells describe una sociedad futurista abiertamente distópica, a contracorriente del optimismo utópico de su tiempo. En la obra de Wells, los eloi, descendientes de la aristocracia, son estúpidos, aburguesados y oprimidos, y le sirven como ganado humano a los morlocks, descendientes de los obreros industriales a quienes el maquinismo ha degradado al canibalismo y la infrahumanidad

La mirada del extraño sobre una sociedad nueva es un motivo de la literatura casi inabarcable. No dejaremos de mencionar los nuevos modos que origina la posibilidad en nuestro presente  de viajar, emigrar, instalarse casi sin fronteras ni cortapisas. En esta aldea global en que se ha convertido para muchos el mundo, novelas como Estupor y temblores (2004), de Amélie Nothomb pone de manifiesto la gran diferencia entre las culturas de oriente y occidente, sobre todo en el mundo empresarial, que es descrito de forma despiadada: la penalización de la iniciativa propia de los empleados (tomar una iniciativa sin consentimiento del jefe es algo indigno); el control absoluto de los sentimientos; las fórmulas burocráticas que exigen incluso que se repita ante cada uno de los superiores jerárquicos la petición de renuncia.

Concluyendo con palabras de Michel Foucault: "El héroe  ha venido a buscar una verdad que conocía de lejos, vislumbrada ante sus ojos inocentes. Esta verdad no es encontrada por él, ya que era la verdad de su deseo o de su vana curiosidad; y, en cambio, una realidad insospechada le es revelada, más profunda, más sombría que la que le era familiar: esta realidad es él mismo y el mundo transfigurados el uno para el otro ".

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